Todos los cambios, aún los más anhelados, tienen su melancolía, pues lo que dejamos es una parte de nosotros mismos; hay que morir una vida para entrar en otra. Anatole France
¿Y quién iba a decirme a mí hace tan solo un año que acabaría haciendo la residencia de medicina de familia en Alcalá de Henares? Un tipo como yo, canario por el acento, segoviano por la madre (del cordero), catalán por la ciencia y ahora madrileño por la familia (la medicina y la otra).
El resumen de todo esto: que de estar hoy todo el día metido en un laboratorio de bioinformática, analizando secuencias de ADN y recalculando posiciones de diversas mutaciones, pasaré el lunes a recetar pastillas para la tensión o marcarme unos tactos rectales...
Ahora que caigo, esta bitácora me recuerda a una de esas series que veía de pequeño, se llamaba
Médico Precoz (Doogie Howser M.D.). Aquel residente pueril que tras cada jornada escribía en su ordenador alguna reflexión parabólica.
Yo que desde que a los 5 años mi bisabuela me enseñó una enciclopedia sobre el cuerpo humano me empeñé en ser "médico" me identificaba bastante con aquella serie.
Y ahora me veo aquí preparado para empezar una aventura de 4 años donde se supone que aprenderé "el oficio de galeno".
El sábado recogeré mis bártulos, los meteré (como bien pueda) en el maletero de un coche alquilado para la ocasión y me mudaré de Barcelona (ciudad en la que he vivido los últimos 3 años) a Madrid.
Y el lunes, ¡ya mismo!, al centro de salud para empezar esta nueva etapa...
Prometo, como ya hice en mi anterior aventura, mantener informada a la platea. Esperemos que nos salga una buena comedia, con alguna pincelada de drama, que siempre es inevitable.
Ahora a dormir y el lunes ¡empieza la acción!